Un etnomusicólogo entusiasta ha acumulado una impresionante colección de 1200 instrumentos folclóricos, una selección de los cuales se exhiben en tres pisos de una casa-museo convertida. Los visitantes tienen la oportunidad de escuchar los sonidos distintivos de los instrumentos griegos como la gaïda (gaita hecha de piel de cabra) y los tablones que usan los sacerdotes del Monte Athos para convocar tiempos de oración usando auriculares. Durante los meses de verano, a menudo se llevan a cabo actuaciones musicales en el hermoso jardín del museo.